martes, 16 de diciembre de 2008

Trapper Keeper


Yo tuve varias de estas carpetas-cuaderno, o no se como describirlas, pero en los 80s eran la onda.

No se como empezó ni quien fue el primero; de repente por los pasillos de las escuelas empezaron a aparecer carpetas de colores brillantes, a veces con imágenes atractivas; carpetas que se cerraban como carteras y en las que era posible organizar mediante separadores distintas asignaturas, uno podía guardar las plumas e infinidad de cosas en una serie de compartimientos: eran las Trapper Kepper.

En Estados Unidos las vendían hasta en los mini-supers pero en México era prácticamente imposible conseguirlas. Al principio había que pedirlas a los que viajaban al vecino país y después algunos vivales comenzaron a venderlas al por mayor (luego de meterlas de contrabando al país); recuerdo que algunos hasta ponían el puesto en su coche con enormes letreros de “Vendemos Trapper Keeper” y se estacionaban en las colonias más nice. Por supuesto que este mercado negro ocacionó que los precios de las carpetas se fuera a las nubes.

Como todas las cosas, las Trapper Keeper se transformaron en un símbolo de status y hubo quienes estaban dispuestos a dar hasta la vida por conseguir una carpeta con colores “fosfo”.

Como todo, los fabricantes locales vieron el potencial del producto y trataron de vender sus versiones “región cuatro” de la Trapper Keeper; la cosa era contraproducente por que el simple hecho de adquirirlas era visto como el colmo de la naquez ya que, al no poder conseguir una original, uno tenía que recurrir a la producción local; era una especie de derrota estilística.

Al final la euforia pasó; llegaron a México las super-papelerías con pasillos completos dedicados a útiles escolares de diseñador y las Trapper Keeper usadas y ajadas luego de un par de semestres de uso fueron guardadas, o desechadas, y la atención pasó a otra cosa.

Cosas de la moda.